La limpieza de las ventanas es una actividad que requiere un trabajo específico y minucioso para tratar de eliminar las manchas pelusas en el cristal. En principio con otros métodos tradicionales parecen limpios, pero con iluminación del sol los vidrios traslucidos muestran la suciedad por contraste.
Lo primero es la limpieza en seco de los carriles de las ventanas y posteriormente todos los marcos con un paño mojado limpiándolo asiduamente durante el proceso en un cubo de agua.
Los utensilios más apropiados para la limpieza de vidrios son las escobillas y secadores. También se puede limpiar con paños o papel, aunque de esta manera es más que probable que queden manchas o pelusillas en el cristal.
Con respecto al líquido con el cual limpiar, el más sencillo es mojar y escurrir el secador en un cubo de agua limpia y echar unas gotas de detergente lavavajillas en una cara del secador. Es recomendable que dicha agua esté templada.
Se debe aplicar el líquido a lo largo de toda la superficie del cristal y dejar que actúe unos minutos sobre él, para que se afloje la suciedad que esté adherida. Luego se debe aclarar, comenzando siempre por la parte superior. Hay que secar la banda de goma (la parte que entra en contacto con la superficie del cristal) después de cada pasada golpeando suavemente sobre cualquier zona de cristal aun sin secar.
Finalmente se secan los bordes verticales e inferiores donde no llega bien el secador de goma mediante un trapo seco de algodón. Estos repasos con el trapo se hacen mediante un movimiento rápido de pasada para que aumente el calor por rozamiento y seque mejor. Es importante mantener dicho trapo seco y limpio dentro de lo posible.
En caso de que los cristales tengan acumulación de cal, se puede añadir un chorrito de vinagre sobre el secador y hacer una limpieza previa.
Los momentos de pleno sol o en los que corre un viento seco son los peores para efectuar la limpieza de la ventana. Esas condiciones hacen que el líquido se seque muy rápido y no llegue a aflojar de manera correcta la suciedad adherida. Por eso, conviene limpiar en días húmedos y no tan calurosos y, en verano, temprano por la mañana.